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Ricardo
Rodríguez, escritor y responsable de la Secretaría de Formación del PCE
“Se
puede ser libre y para eso basta con ejercer la libertad; lo demás son
excusas"
Ricardo
Rodríguez (Cabezamesada, Toledo, 1968) acaba de publicar en la editorial
Mondadori una novela sobre la que llevaba varios años trabajando, 'La
moral del verdugo' y en donde suscita la reflexión sobre la libertad y la
responsabilidad humana, la libertad enfrentada al verdugo, la mentira
hecha verdad en un orden establecido. El libro está dedicado a Pilar Manjón
y a su hijo, Daniel, fallecido en el atentado del 11 de marzo de 2004 en
Madrid. Y es así porque ella y los miembros de su Asociación de
Afectados del 11-M "han demostrado que uno puede ser libre y para eso
basta con ejercer la libertad; lo demás son excusas". Al lector le
chocará cómo Ricardo Rodríguez da la vuelta a la imagen estereotipada
del verdugo, del reo, de los personajes alrededor de la escena y de los
elementos sostenedores de una estructura judicial asentada sobre el no
cuestionamiento de las decisiones tomadas por la cúpula dirigente.
Fernando
Blanco / abr 05
El contexto
del libro es Estados Unidos tras los atentados del 11 de Septiembre. ¿La
idea inicial del libro surge por lo que acontece a partir de esa fecha?
"Más bien, fue el desencadenante. Yo había empezado hasta cinco
novelas que había dejado a medias y, mientras, le iba dando vueltas a la
idea del verdugo. De hecho, una de esas novelas inacabadas estaba
protagonizada por un torturador. Y, sí, el 11-S fue el desencadenante.
Comencé a escribirla en enero de 2002 ya con las primeras medidas del
gobierno de George W. Bush para limitar la libertad, así como la especie
de fanatismo creado a partir de la monstruosidad del 11 de Septiembre de
2001. El fondo de la reflexión sobre la libertad y la responsabilidad
humana, que es la base del libro, venía desde tiempo atrás".
Las primeras páginas reproducen una carta del verdugo a la hija del reo.
Sorprende el tono culto en su redacción. Esa no es la imagen al uso de
los verdugos, sino más bien una persona tosca.
"Sí, eso es así de forma deliberada. El verdugo es una persona
culta, que lee, con sensibilidad y consciente de cuál es el papel que
desempeña dentro del sistema y cuál es su posición dentro del engranaje
social y jurídico de una sociedad capitalista. Ese es un elemento
fundamental, ya que se pretende que el verdugo no tenga absolutamente
ninguna excusa. Por ejemplo, la ignorancia, el analfabetismo… Ninguna
excusa que limite su libertad para dejar de ser verdugo. El verdugo no es
un monstruo; y, por eso, es el mayor canalla de toda la historia".
El verdugo justifica su trabajo en base a sostener el sistema. ¿Se quiere
con ello resaltar la fragilidad de un edificio -el sistema capitalista-
que parece muy sólido?
"Efectivamente. Hay un momento en que el verdugo y otro personaje
siniestro, el doctor Killer (Doctor Asesino), quien dirige la institución
-metáfora del sistema-, señalan que cuando el presidente de la institución
decide que alguien es culpable, tiene que serlo porque es lo que interesa
al conjunto de la sociedad, aunque para ello haya que tapar su inocencia.
Ahí se revela la fragilidad de ese orden social, donde la mentira es
verdad y es verdad porque el sistema dice que eso es verdad. El verdugo
piensa que si el hombre ha sido condenado, tiene que ser culpable".
El reo es palestino pero aparece su imagen algo difusa…
"Sí, mi idea era que el reo, su imagen, se construyera sobre lo que
los demás piensan de él. A lo largo de la novela aparece como un
personaje de fondo y le conocemos por lo que los distintos personajes
cuentan de él".
Sucede lo mismo con la causa real de la condena.
"Yo creo que se adivina que el reo es inocente; es una persona
comprometida con una organización de defensa de los derechos civiles que
ha caído en medio de esa situación tras el 11 de Septiembre. Pero no
quería que apareciera con toda claridad, sino que pretendo que el lector
se enfrente al hecho con toda plenitud. Por otro lado, en el razonamiento
del verdugo no importa si es culpable o inocente".
¿No es la novela una traslación del sistema occidental, y no sólo de
Estados Unidos?
"La novela plantea una hipótesis radical, pero no se refiere sólo a
Estados Unidos ni se refiere sólo a un verdugo. Pretende que el lector
reflexione sobre su propia vida, sobre grandes decisiones que toma a lo
largo de su vida. Y ahí incluyo a aquellos que no hacen absolutamente
nada por cambiar la realidad, pero que cuando hablas con ellos están
convencidos de que es necesario cambiarla. Te dicen que nada puede
hacerse, justifican la corrupción".
La novela está dedicada a Pilar Manjón, madre de Daniel Paz Manjón,
muerto en los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid, por
su amistad, por su coraje y su vida.
"Pilar Manjón, y los demás miembros de su asociación (Asociación
de Afectados del 11-M), han hecho una labor impresionante en este país,
han roto el infame monopolio que quería tener el PP sobre las víctimas
del terrorismo. Todos ellos y ellas han demostrado que uno puede ser libre
y para eso basta con ejercer la libertad; lo demás son excusas. En la
actitud individual, uno tiene unos márgenes de decisión que tiene
justificarse a sí mismo; así, si es un miserable ante la vida, lo es
también ante sí. Pilar Manjón podría ser otro prototipo del reo,
personaje que a pesar de todo ejerce su libertad. Eso lo han hecho ella y
la gente de su asociación, sin ningún tipo de histeria, sabiendo dónde
estaban las causas profundas del atentado".
El reo de tu novela es de origen árabe. Pilar Manjón es comunista. ¿Hay
un paralelismo por cuanto los que critican a Pilar lo hacen por su condición
de comunista y no por el contenido de su mensaje?
"Eso es muy serio, porque, en este país y a estas alturas, el hecho
de que alguien sea comunista sea considerado un inconveniente para
representar a víctimas -cuando ella es presidente de esa asociación por
ser madre de uno de los asesinados- es estremecedor, que eso sea causa de
sospecha es estremecedor. ¿Por qué se habla ahora de politización de
las asociaciones de víctimas del terrorismo? ¿Quizá porque ahora es una
persona de izquierdas quien representa a esta asociación? ¿Quizá porque
esta asociación, la del 11-M, sí es del todo independiente? Quienes
lanzan estas acusaciones se descubren ellos mismos. Porque una asociación
de víctimas del terrorismo que tiene como presidente de honor a José María
Aznar, no deja de tener su aquél. Pero, que se empiece a hablar ahora
precisamente de 'politización' es porque una asociación realmente
independiente. Y ya hay otras en Cataluña, Valencia…, alentados por la
valentía de Pilar Manjón y su asociación, han dicho que ya está bien
de manipular las cosas". |